Encender el aire acondicionado cuando las temperaturas alcanzan grados muy altos se convierte en inercia al llegar a nuestro hogar o lugar de trabajo. Sin embargo, no siempre lo utilizamos de forma correcta o sabemos aprovechar su potencial y herramientas de manera adecuada. Es por ello, que traemos un decálogo con diez prácticas y situaciones que debes tener en cuenta y con el que lograrás un mayor rendimiento de tu aparato de refrigeración.
- El lugar donde instalemos nuestro equipo de aire acondicionado es un elemento imprescindible. De tal modo que se coloquen en un lugar donde el sol incida en él lo menos posible, y permita que la circulación del aire sea correcta y llegue a todos los lugares de la estancia.
- Ahorro energético: recomendamos desconectar el aire acondicionado cuando salgamos de casa o abandonemos una habitación. De esta forma, ahorraremos energía y, si queremos tener la casa o habitación fría cuando lleguemos podemos utilizar las nuevas tecnologías que permiten programarlo con el tiempo adecuado para que cuando regresemos se encuentre a la temperatura que deseemos.
- Expertos coinciden en que la temperatura adecuada oscila entre los 22º y los 25ºC, y con una temperatura que no sea superior o inferior a una diferencia de 12ºC con el exterior. Además, no olvides que cada grado que reduzcas la temperatura supone un 8% más de consumo de energía.
- Uno de los errores más extendidos es creer que si colocas el termostato a una temperatura inferior a la que deseas, la estancia se enfriará antes. Además de no ser así, también estas realizando un gasto innecesario de consumo de electricidad. Para ello, sugerimos el uso de la función “modo powerful” con la que la temperatura se enfría más rápido.
- Contar con toldos en tu vivienda, persianas cerradas, y cortinas echadas son métodos eficaces para reducir la temperatura del interior de la vivienda.
- Mientras el aparato está funcionando, intenta no abrir puertas ni ventanas. Del mismo modo, aprovecha para ventilar la casa durante las horas de menos calor, es decir, por la mañana temprano o de noche.
- Limpieza y mantenimiento. Tener filtros sucios afectan al buen funcionamiento del equipo y consumen energía. Aconsejamos limpiarlo una vez cada quince días, o una vez al mes, como mínimo.
- Si tu aire acondicionado no incluye termostato o no aporta la información necesaria sobre la temperatura a la que está, es mejor que lo cambies o instales uno nuevo.
- Evita el contacto o que esté situado cerca de fuentes de calor como bombillas o aparatos electrónicas.
- No olvides la humedad. Los valores deben encontrarse entre el 40% y el 60%.