Las calderas de condensación son una buena elección. El gas natural es el combustible más utilizado en España debido a la amplia red de suministros y la rapidez en proporcionar confort en los hogares.
Si estás pensando en renovar la instalación de la calefacción en tu hogar, ten en cuenta que las calderas de condensación son las más eficientes. Son las que tienen un mejor funcionamiento, un excelente rendimiento energético y además son las que menos contaminan.
Si estás pensando en renovar la instalación de calefacción de tu hogar, bien porque no sea de gas natural o bien porque ésta ya esté anticuada, debes de saber que las calderas de condensación son las calderas más eficientes por su funcionamiento, excelente rendimiento energético y también porque contaminan menos.
¿Cómo funcionan las calderas de condensación?
Las calderas de gas están preparadas para aprovechar al máximo la energía. De entre ellas, las de condensación son las que obtienen un mayor rendimiento porque aprovechan al máximo el calor del humo de la combustión. Funcionan por condensación de vapor de agua, trabajando a temperaturas más bajas y reduciendo de esta forma las pérdidas por distribución.
Este tipo de calderas permiten la disminución de la temperatura del agua, lo que implica un menor consumo energético. Además, queman combustible en función de la demanda real instantánea. El calor de los humos procedente de la combustión es aprovechado en la propia caldera, mientras que de otra forma se desperdiciaría.
Son más eficientes
En el año 2015 entró en vigor la directiva Erp de ecodiseño. A partir de este momento solo se pueden fabricar calderas de condensación, ya que obtienen mejores rendimientos con menores emisiones contaminantes.
Además, también es obligatorio mostrar la etiqueta energética. Las calderas de condensación obtienen una clasificación energética de tipo A.
Son menos contaminantes
La normativa europea ErP exige la comercialización de calderas energéticamente eficientes como son las de condensación. Las calderas de condensación emiten menos gases contaminantes, por lo tanto son más respetuosas con el medio ambiente.
Mayor rendimiento energético
Al aprovechar el calor de la condensación del agua de los humos alcanzan rendimientos energéticos muy elevados y consumen menos energía. Una caldera tradicional alcanza niveles de rendimiento en trono al 80%, mientras que las calderas de condensación llegan al 90%.
Ahorran energía
Este tipo de calderas adaptan su potencia de funcionamiento a las necesidades de la instalación, evitando arranques y paros continuos. De este modo se gasta menos combustible.
Integran regulación y se pueden combinar con otros sistemas de calefacción
Solamente gastan la energía que necesitan, ya que poseen un sistema de regulación interna que detecta en todo momento las necesidades de la vivienda. Además, al conectarse con otros sistemas de calefacción como suelo radiante o radiadores mejoran la eficiencia energética de toda la instalación.
Reducirás la factura destinada a la calefacción y ACS
Si comparamos el gasto medio que supone una caldera de gas convencional en relación a una de caldera de condensación, veremos que se ahorra más de un 25%. El gasto inicial en la caldera y su instalación se amortiza en unos 2 o 3 años. Sin duda supone un ahorro de energía que veremos reflejado en nuestro bolsillo, y además el medio ambiente nos lo agradecerá.