Las rejillas de ventilación permiten una ventilación que se realiza de manera natural. Esta ventilación es totalmente necesaria para que exista un movimiento continuo del aire de nuestro hogar, evitando que los olores se queden concentrados y que la humedad se disperse. A pesar de que se suele pensar que con la integración de instalaciones de gas o calderas no son necesarias estas rejillas, tienen su función y no deben ser eliminadas.
El funcionamiento de las rejillas de ventilación es de lo más sencillo: por los conductos del comedor o dormitorios, que son estancias secas, entra el aire. Después, sale por el baño o la cocina, que son las estancias más húmedas.
Dónde colocar rejillas de ventilación
Las rejillas de ventilación deben estar repartidas en diferentes puntos de la vivienda para una mejor circulación del aire. De esta forma, las rejillas de entrada las situaremos en la parte más alta de las ventanas y las de salida, en el techo.
Cuando estamos ante una vivienda unifamiliar, lo mejor es tener una salida directa hacia la cubierta. Para conseguir una correcta circulación del aire por todas las habitaciones, lo mejor es recortar los bajos de las puertas al menos 1,5 cm para asegurarnos de que el aire sale viciado hacia el exterior. Pero si las dimensiones del hogar son más reducidas, la solución será instalar dos rejillas de ventilación con alturas diferentes, donde una de ellas se colocará a una altura menor de medio metro del suelo y, la otra a más de 1,80m, situándose en la parte más alta de la pared.
Es necesario instalar las dos rejillas de ventilación, ya que si solo colocamos una, la habitación se airea pero no conseguimos una correcta ventilación debido a que el aire entra y sale al mismo tiempo.
