Aunque parece que el buen tiempo está dispuesto a quedarse un poco más de lo normal, el frío no tardará en llegar, y es por ello que debemos poner a punto nuestros hogares. Así, el otoño no nos pillará desprevenidos y podremos asumir con más facilidad los costes que conlleva.
Ante todo, hay que prestar atención a las instalaciones de gas y calefacción. Cada cinco años es obligatorio pasar una inspección que asegure que todo está en orden y poder evitarnos así futuras averías de grandes costes.
Por otro lado, la caldera y las instalaciones de calefacción que tengan una potencia superior a 70 kw deben ser revisadas sin falta una vez al año, para que así nos aseguremos de que no hay pérdida de eficiencia energética. Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta es que las rejillas de ventilación no tengan ningún tipo de obstrucción.
Los radiadores suelen necesitar una purga durante esta época previa a la puesta en marcha de los sistemas de calefacción. Para realizarla hay que levantar un poco la espita situada en la zona superior y dejar que salga el aire acumulado.
Las calderas trabajan bajo un nivel de presión concreta, aproximadamente de 1,5 bares. Hay que conocer el nivel concreto que indican las instrucciones del fabricante y mantenerla en su nivel ideal, añadiendo agua al circuito en el caso de que fuera necesario.
Por último para que el gasto energético no se dispare, además de los importantes aspectos de mantenimiento que hemos tratado anteriormente, es importante mantener la temperatura de calefacción entre los 19º y 21º. Para habitaciones que sólo se usen por la noche, mantenerlas entre los 16º y 18º es suficiente. Si subimos la temperatura, por cada grado se aumentará el consumo un 7%.
Con estas indicaciones, este invierno notarás que prestando atención y cuidado a los detalles tu consumo disminuirá notablemente, y por tanto tus facturas serán más bajas.