La calefacción es imprescindible para poder sobrevivir a las bajas temperaturas del invierno. Por ello, disponer de una durante estos meses se convierte en una obligación. No obstante, existe multitud de diferentes tipos de sistemas de calefacción. Conocerlos y saber sus características te permitirá encontrar el más adecuado para instalar en tu lugar de residencia u oficina en la que lo quieras colocar. Las diferencias más importantes entre los distintos modelos la encontramos entre el tipo de fuente de energía, es decir, biomasa, geotérmica, solar, eléctrica o gas, y por otra parte, el sistema a partir del que obtiene el calor.
En este artículo nos vamos a dedicar a ampliar la información del sistema de calefacción por acumulación, así como las ventajas e inconvenientes que puede presentar. La calefacción o radiador por acumulación es uno de los más habituales en los hogares durante los últimos años. Entre sus ventajas destaca la seguridad al tratarse de un sistema eléctrico y que trabaja utilizando las resistencias eléctricas para convertir la electricidad y el calor. Por otra parte, su instalación también es mucho más sencilla y económica, y no requiere tanto mantenimiento como el sistema de calefacción de gas natural tradicional. Con pasar un trapo limpio para quitar el polvo acumulado en el filtro del aire, es suficiente. Por el contrario, en cuanto a la factura eléctrica sí es más elevada y costosa que la de una calefacción de gas natural.
Este tipo de calefacción es ideal para regiones en las que no se necesita mucha potencia ni tiempo para calentar una casa. Si tienes una segunda vivienda donde pasas épocas de invierno, contar con este sistema también es buena idea ya que el su uso se limita a cortos periodos de tiempo.